Flower Power. Obra de: Catrin Welz Stein. |
La agitación de sus pétalos
sigue el viento y guía la ruta y la dirección de los suspiros.
Cada flor es una
flagrante brújula, cuyos espejos de vida fecunda captan la luz, incluso en las
noches cubiertas y oscuras.
Se abren por entero a
la llegada del amanecer, mientras se enjuagan de rocío dirigiendo su mirada al sol
naciente.
Cuando no penden de
las ramas, siguen los entresijos de las entrañas de la tierra.
Se nutren de las
arcillas, beben del humus e incluso sobreviven entre las arenas.
Conforman galaxias habitadas
por seres tan pequeños que incluso el ojo más voraz ignora.
Conectarse con ellas produce
sonrisas, tocarlas invade de ternura, algunas no son ni femeninas ni
masculinas, sencillamente se complementan.
Son frutos esquivos,
belleza gestante, encuentro amoroso de insectos amantes que se impregnan de
ellas para polinizar a las otras.
Estratagema de una
naturaleza intuitiva que se desprende en forma de rosa, de lirios, de amapolas,
de tan variados colores y formas compasivas y autenticas.
Nos acarician, nos
palpan, se adentran cuando están vivas, nos besan los ojos y conmueven nuestros
labios.
Una flor tiene la
fuerza para permanecer y transformar un pensamiento triste en uno de esperanza
porque su belleza es una pura manifestación de la grandeza.
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