miércoles, 30 de abril de 2014


Naturaleza fiera.

 

Sentía su fiereza, sus latidos profundos en el centro de la estepa.

Sus pies no se mantenían totalmente sobre el suelo, daban saltos al ritmo de su naturaleza.

 Eran sigilosas panteras, lobos, gigantes reptiles y devoradoras hienas.

Despedazaban en un instante una vida, que luego continuaría habitando dentro de ellas.

Finalmente nada totalmente desaparece de alguna forma se conserva.

Las fieras reconocían su alimento a cientos de metros, a escasos pasos, donde la vista, el oído y su olfato percibían la sangre recorriendo sus venas.

Les atraía ese aroma escondido, en medio de una calidez liquida y espesa, en la carótida de sus cuellos.

Y de pronto un estallido... un remolino de pasos como un rayo caen sobre la presa.
No tuvo tiempo de pensar, solo el instinto del animal se desbordo en la búsqueda de su propia supervivencia.

Esa es sin duda su naturaleza fiera.
 

jueves, 24 de abril de 2014

El espejo de sus ojos.

Introspección sobre el tiempo sin medida. Pintura de:Carlos Jacanamijoy.

 
Se dejó conducir por el espejo de sus ojos, en los vértices concéntricos del túnel de su iris. Resbaló en las cataratas de sus risas y no tuvo miedo.

Se armó de valor y navegó en el índigo de su iris, descubriendo las más profundas aguas en el río de sus pensamientos.

Todo cobró color incluso en la oscuridad  y aprendió a leer la energía que emanaba de su piel, siguiendo un camino de laberintos que iba más allá de la frontera de su cuerpo.

Percibió el oleaje que lo rodeaba e iba y venía al vaivén de la marea.
- ¡Somos de colores! pensó y le dijo:

"Tú eres verde cuando me amas y yo soy violeta cuando te pienso.

Me hablas en azul y yo te siento en un naranja, fundiéndonos en ese rojo escarlata ubicado en los rincones profundos de nuestro ser.

Eres tan naranja  cuando te arrebatas como el sol de la tarde  y cuando cobras la calma alcanzas un tibio  tono amarillo, en la luz al medio día.

Eres un lienzo que se pinta a cada instante del color que tu alma emana".

viernes, 18 de abril de 2014

 
El otoño del nobel.
 
Diseño de Catrin Weltz Stein.

 

En el otoño del patriarca él sintió caer la hojarasca, mientras observó a Isabel viendo llover en Macondo.
Se acercó a ella y le contó el relato de un Naufrago , cuando él era feliz e indocumentado.
En sueños verían juntos los ojos de un perro azul, pensando era el anuncio de la mala hora.
Se alejó entonces de ella  y decidió vivir como un general en su laberinto, sintiendo que aunque llegase a Coronel,  no tendría quien le escribiera.
Vivió cien años de soledad, siguiendo el rastro de la sangre en la nieve, recorriendo doce cuentos peregrinos entre el amor y otros demonios.
Así llegó súbitamente a un estado febril descubriendo es posible vivir ese amor en los tiempos del cólera y sintió era permitido contar sus relatos, novelas e historias, en un mundo lleno de niños y de mariposas….
Gracias a Gabriel García Márquez.
Le abriste la puerta a tantos soñadores que continuarán leyendo tus novelas e intentando escribir como tú, aquello que pareciese inimaginable.
Con tus letras e inspiraciones a través de ti, como humanos nos sentimos mucho mas vivos.

 

 
 




lunes, 14 de abril de 2014

Eclipse habitado.
 
Secuencia de Eclipse. Fotografia de Ben Curtis.
 
El sol habitó en ella y no quiso dejarla.

Entró delicadamente en su estrella, durante cada fase de la luna.

La pasión fue creciendo hasta llegar a ser llena, oscureciendo su blanco abismal a medida que la envolvía.

Aquellos instantes que fueron minutos, parecían una secuencia de años, envolviéndose mutuamente en un profundo naranja al alinearse los astros.

Se fusionaron por entero en un tierno abrazo, mientras admirada entre ellos, se eclipsó la tierra y cada ser terráqueo.

Conmovidos contemplaron su magna belleza, oscura y brillante, opuesta y atrayente, fútil y profunda, fugaz y perpetua.

jueves, 10 de abril de 2014


Entre espíritus sin banderas. Miradas en vuelo.

Miradas de vuelos múltiples. Pintura de Carlos Jacanamijoy, 2013.
 
No reconocían banderas ni naciones, eran un embrujo de colores que discurrían por los laberintos de sus territorios.

Se entremezclaron en el lienzo de la noche, emitiendo rayos de luna y  una meditación con mantras de profundo recogimiento.

Eran diversos sus acentos, al igual que sus dialectos, más solo bastaba una mirada para entenderlo todo.

Tenían el espíritu abierto, sin puertas que encerraran sus pensamientos, siguiendo sus pies el ritmo de sus bailes o los pasos del camino.

Eran todos sencillamente humanos y hablaban en silencios, permitiendo sus lágrimas rodaran de la alegría al tomarse de las manos y darse un tierno abrazo.

Tenían la mirada de origen de las vertientes negras, blancas, indias, mulatas o amarillas.

Sus ropas eran coloridas y otras grises o caoba como la espuma de sus caudalosos ríos. 

Otros cientos  iban desnudos, sedientos, persiguiendo el agua perdida de sus territorios.
Andaban en contracorriente, sumergidos en las vías de las ciudades o en las carreteras.

Aún así, llevaban puestos sus rasgos de montañas, sus venas plenas de vida y las lagunas sagradas de sus almas.

Eran los espíritus sin banderas, rumbo al encuentro de las diferencias, señalando convergencias.

viernes, 4 de abril de 2014


Soltando los cabellos, soltando los anhelos.

 


Soltando los cabellos, se sintió en medio de cientos pétalos y de las hojas de sus anhelos, liberando sus esporas.

Todo transcurre entonces libre y en movimiento, adquiriendo el sendero de su propio destino.

Se dejó guiar por la levedad que le otorga, el descubrir unos pocos centimetros bajo su vientre se encuentra un centro de sí maduro.

Sin temor entonces deambula por sus propias cuevas y sus húmedos laberintos, mudando de piel como si desprendiesen de él, las alas de las mariposas.

En su quietud en movimiento late esa madurez de un corazón que no se agita, viviendo el segundo incalculable que cada respiración conlleva.

Su espíritu esta suspendido en el instante que lo hace volar y aterriza de nuevo en sus cabellos, siguiendo la brisa de sus propios ojos.

En ese proceso de despertar se desprende de su pecho la sangre ya vivida, recirculando de nuevo rumbo al centro de su cuerpo, oxigenando su ombligo.

Todo ello ocurrre mientras va soltando sus cabellos, soltando sus anhelos...