domingo, 25 de mayo de 2014


La flor del beso, los labios de las plantas.

Psychotria Elata.


Son flores tropicales que anuncian su naturaleza mestiza, por medio de la suavidad y la grandeza de sus pétalos.

Por instantes detienen las hormigas e inmovilizan abejas y abejorros, siguiendo como estratagemas formas y colores, acariciando nuestros ojos.

 Son ósculos que atraen insectos extasiados de su néctar, ocurriendo un vivaz encuentro entre patas danzantes con estilizados estambres.

En medio de ese baile se retocan del polen que en su interior guardan, llevando consigo un pedazo de su vida en sus extremidades.

Si nuestra boca fuera como la de estas flores, estarían cargadas del poderoso polen que nuestras palabras llevan, siguiendo el ejemplo de los labios de la naturaleza.

lunes, 19 de mayo de 2014

El impetuoso río, el momento de ser.
El impetuoso Amazonas. Foto; Katty A,

Se sintió, se atrevió y se desbordo llevando sobre sí y en su vientre arboles como rocas, en una avalancha sin exactitud diferente al momento del ser.
Paso saliva, engulló peces, se torno animal… su piel se transformó en escamas y sus dientes en dagas felinas que atraviesan los más fuertes temporales.
Revolcó su cauce y perdieron por instantes la dirección los peces y se confundieron los sonares de los delfines frente al cambio del río.
Los pescadores no salieron esa noche, sabían sus voraces remolinos a mas de uno se llevaría para nunca más volver a la faena.
La luna llena se abalanzó sobre el río y acarició sus olas que de repente parecían las del inmenso mar.

Era un río tropical, impredecible como sus orígenes, desbocado, calmo, tierno, apasionado y furioso en el momento de ser.

miércoles, 14 de mayo de 2014

El silencio y la palabra.
 
La Dorada, Caldas. Río Magdalena. Foto: Katty A.
 
El silencio dialoga con la palabra siguiendo el paso del río.

Pronuncian juntos miradas en la tarde, cargadas de ensoñación y nostalgia.

Mientras las palabras resbalan a su ritmo por la lengua materna, el silencio las contempla desde las rocas que las bañan.

Las letras se desbordan en las corrientes al caer el sol y muy temprano en el alba, mientras el  silencio las medita y oxigena entre espacios, puntos y comas.

La palabra se levanta y se engalana, llena de prosa en las madrugadas y cuando atardece en las noches claras se sumerge y calla.

En las noches de luna llena revienta en mil frases de nostalgia y  cuando no hay nada más que decir, el silencio la abraza y mutuamente se entrelazan.

Viven así un constante romance, el silencio y la palabra.