martes, 26 de marzo de 2013

Animales y Humanos



Un día, una mujer se reconoció parte femenina y parte animal. Vio como sus manos no eran iguales, simplemente, al igual que su alma, estas podían cambiar.

Se sintió humana, aunque, notaba, en ocasiones, le surgían sutiles garras y adquiría un aspecto felino. Bajo el agua, sus brazos se alargaban como tentáculos con brillantes escamas.

Así, Pasaron décadas... Un día cuando afloraba y respiraba su esencia humana; ella observó a los hombres, sintió que los amaba; también, eran animales–humanos. En sus diferencias se complementaban.

Comenzó a disfrutar esas diferencias y admiró a los hombres. Intentó ser más benévola. Ahora, seguiría ambos instintos: el animal y el humano. 

Se reflejaría en el brillo de sus ojos y en los de los otros. Se aceptaría y, a los demás, abiertamente, sin miedo a ser ella misma.

viernes, 8 de marzo de 2013

La esencia y la forma


La naturaleza masculina tiene: rayos del sol, plumaje de pájaros, colores de árbol, sonidos de río, rugidos del bosque, agrestes filos que sobresalen en las  montañas.

Con el tiempo, su huracanado movimiento, en la búsqueda, es remanso cuando la madurez llega.  

La femineidad tiene: fases de luna; trino de aves; olores de flores entre, dulce y almizcle; balanceo de palmeras; tormenta y rocío; forma de cordilleras, y es  constante corriente interna que con suavidad se acerca cuando llega al remanso.

Lo femenino y lo masculino son modelados por la lluvia y tallados por el viento. Surgen de lo diferente, lo diverso y de la inesperada belleza que supera la forma.