sábado, 9 de enero de 2016

El secreto de las letras.

El bosque de las palabras. 


Cada palabra tiene un nombre y va dirigida a alguien.

Quien escribe algo de sí, libera un carbón ardiente haciendo acrobacias entre sus dedos.

Esa materia orgánica se entremezcla en el papel, diluyéndose en un impredecible río de tinta.

El material de las silabas, aun luego de meses o de años escritas, continua latente en el bosque de las palabras.

Al encuentro con los ojos, la interpretación radica en el grado de afinidad con ellas.

Llegan a ti si las necesitas, como una corriente en la aridez o humedad de tus pupilas.

Tiene tantas versiones una frase o un poema, según el territorio fértil de cada alma.

Si le abres tu puerta y cae como semillas, nuevas plántulas revientan silenciosas: Solo necesitan de una emotiva lluvia de fervientes lágrimas.

Esa agua intima nutre a las nuevas palabras, brotando reflexiones, silencios o sonrisas.


Cada mensaje o seña que veas es para ti, si llega a ti…

Katty Camacho García