martes, 29 de enero de 2013

El secreto que la nieve guarda


No es posible a simple vista reconocer los mágicos cristales; sin embargo, mil formas maravillosas y perfectas se gestan en su interior.
El agua es artesana y cuando es nieve es diestra escultora y maga; esta detiene por breves o perpetuos instantes la travesía que fluida iba a tener un final.
El frío es el factor detonante que implacable ordena el cambio y detiene movimientos que parecían serían eternos.
Cuando el agua es nieve resbala por las montañas, e inmóvil queda, pero al alterarse su equilibrio, furiosa forma una avalancha... Ella ruge y reclama la quietud que sentía le era propia.

La nieve es fría tan fría que quema; su corazón es fuego interior camuflado en su espesura.  
La nieve es introspectiva y lúdica; una cama de mil perfectas gotitas que nos invita a mirar al cielo, a dormir unos breves instantes sobre su geometría divina que, poco a poco, se transforma con las melodías del agua.

domingo, 20 de enero de 2013

Poema de una princesa Muiska, una heroína, mi hermana




“Hoy quiero darles mis respetos a los niños que juegan en la arena
a los gigantes de tierra,
A los artistas,
A los paneles de miel,
A las lagunas,
A las hormigas que sueñan,
A cada día que se repite,
A los iguales, los mismos
A lo quieto y a lo verde”.

etos a los niños que juegan en la arena

A los gigantes de ti Mildreth Janina Camacho García

domingo, 13 de enero de 2013

Entre la delgada línea de lo animal y lo humano. 

Mas animales, mas humanos



La inocencia se balancea a lo largo de la vida, somos más equilibrados cuando ignoramos los supuestos conocimientos mecánicos que en teoría debíamos aprender. De pronto, un día al respirar profundo un día, recordamos aquellos tiempos cuando mirábamos a los ojos y no esquivábamos los abrazos. Cuando solíamos entrar a las más profundas travesías y, de  pronto, salíamos más grandes y más niños al mismo tiempo. 

Ahora, por instantes, cuando volvemos a soñar con los ojos abiertos, descubrimos las estrellas que habíamos olvidado; reconocemos los arcoiris donde todo se nos había convertido en negro o blanco. 

De nuevo, sentimos siempre hay alternativas por mas loco o arriesgado que parezca y, en medio de esa locura (entre el instinto animal y el humano), reconocemos no existe una sola única ruta: por diminuto o insignificante que parezca un camino, este siempre nos conducirá a mas de mil opciones.

En medio de la niebla de la edad adulta, nuevamente, aparece la canoa donde volábamos cuando eramos niños. Ahora, con el peso de las vivencias, asumimos el reto de mantenerla en equilibrio. 

No olvidemos antes de partir a un nuevo comienzo llevar con nosotros un fuerte remo de sonrisas y, en la proa, con especial cuidado cada sueño.