domingo, 28 de septiembre de 2014

Sensaciones divinas.

Foto de un atardecer sobre el río Amazonas, tomada por: Katty Alexandra.


Un día y sin explicación sentí a Dios, fue un dulce calor que llego a mi coronilla y se encendió como una llama cuya calidez ardió y me sano con sus silenciosas palabras:

“Solo te amo, recuérdalo y así practícalo a diario”.

“Perdona tan rápido como puedas y sobre todo a ti mismo, en tu interior encontraras la benevolencia”.

“Acéptate y concilia con tus miedos. Llegaran a veces momentos donde querrás volver a la agonía, mas es tu elección o no escogerla”.

“Nada en la vida es tan valioso, pleno y poderoso como lo que en tu interior guardas”.

“No temas nunca viajar rumbo a tu corazón”.

“Eres luz de alguna estrella, esas que cuando mires al cielo te recordarán tu procedencia”-

Abrí los ojos escuchando su silencio y sentí entonces una danza de ángeles a mí alrededor.

Así en su divina presencia fue inevitable no brotaran muchas lágrimas de felicidad y así continuo:

“Tu pecado es no amar-te, reconocer-te, conciliar-te y proyectar-te desde tu interior”.

“Al abrir tu corazón con la llave de tu alma, encontraras seres tan variados como granos de arena existen y te hablaran en lenguas desde las entrañas de sus culturas”.

“Me encontraras en el pan de cada día y en la sagrada eucaristía, así recordaras el recinto de mis trigales y el vino de mis viñedos”

“Todo lo sembrado ha sido creado desde la pureza divina y dado con amor en el recinto sagrado del preciso instante de tu aquí y ahora”.

“Los hombres y mujeres que bajo el sol los labran, te entregarán los frutos de la tierra y el agua de sus patrias”.

Desde aquel día luego de sus palabras, sigo encontrando a Dios en los templos, en la congregación de una iglesia, o en la soledad de una sencilla casa cubierta de entrelazadas palmas.

El acompaña los juegos de los niños e ilumina las sonrisas sin dientes de los ancianos a lo largo del río.

El ama el silencio porque sabe así por fin yo lo escucho cuando me habla.

Cuando él lo hace, una luz siento en mi se enciende y parece jamás se apaga.