domingo, 9 de febrero de 2014


La avalancha del artista.

Se estremeció ese día su río y arrancó las orillas seguras.
Transformó su paisaje y se rebosó desbocado perdiendo el cauce del sentido.
Se entregó a la fuerza descomunalmente otorgada, dejando que fuera esa, su lengua profunda, la que llegara a las entrañas removiendo sus más recónditas arcillas.
Se contagio de tanta locura,  que ni las aguas más mansas lograron calmar ese volcán que estallaba.
Transpiró sin medida de esa lava oculta que en si llevaba, mientras devastaba la corteza de lo rígido.
Fue justo en ese preciso instante, que se perdió del mundo y se encontró en medio de la efervescencia de su propio manantial.
Lo penetro el rayo de su dote creativo y como un milagro, surgió el artista, ese pintor artesano que se arriesga a ser de una vez por todas…él.



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