Al ritmo de los talentos
La sirena cantaba con
triple, cuatro y maracas, mientras, las palmeras se balanceaban en la playa
frente a su casa de adobe.
Fiel a sus
pensamientos, tocaba sus instrumentos y usaba el traje de su lugar de nacimiento. Ella se percató estaba rodeada de tres peces del color de su falda.
De pronto, se formó una rumba entre la playa y el agua.
Aves migrantes llegaron y alucinaron con las cuerdas de
un arpa, mientras, acompañaron con su canto el vaivén de las palmeras.
Todo se balanceaba,
el agua, la arena, las palmeras, su casa, al unísono compás de su guitarra.
Un
armadillo musito: —guepa. Un flamenco se vistió de fiesta rosada y las garzas
blancas agitaron sus alas al ritmo de los tambores.
Ella, en forma humana, alucinaba con las imágenes que le traían los seres migratorios procedentes de
otros planetas, mientras, escribía aquello que esos vuelos le inspiraban...