miércoles, 29 de octubre de 2014

Silencio profundo.



Pintura de Tamara Adams.

Con los ojos cerrados comienza el camino, ingresando a los laberintos de silencios profundos.

Inhala profundo llenando su vientre, avivando el fuego que enciende su alma.

Le llegan sonidos de sus propios latidos, acompasando el ritmo de su respiración.

Se escucha a si misma, la voz del recuerdo que de pronto llega pero también pasa.

En su interior boscoso se encuentra con otros, conjunto de seres que en su interior habitan.

Asoman ballenas, delfines y fieras, mujeres y hombres con largas aletas.

Niños con garras que conversan con hienas y aves que vuelan en el fondo de las aguas.

Descubren ratones que leen las hojas y dibujan tramas entre la tierna hojarasca.

De pronto es consciente de su propia savia y del laberinto que conforma sus venas.

De cada huesito que la mantiene erguida, sentada o tendida, sin perder la forma de la mujer que habita.

Así lentamente la danza comienza su cuerpo se eleva, contrae y dilata, siguiendo la huella que deja su aura.

De nuevo regresa, abriendo los ojos, saludando el día que agradece comienza.
 
...Buenos dias..
(Katty Alexandra)
 
 

domingo, 19 de octubre de 2014

Mujer contemplativa.


Contemplation. Artist: Nmandi Okonkwo
 
Pasos fuertes, mirada serena, corporeidad de olas caminando en el parque. Así plácidamente se aproximó a una silla y poso las vertientes de sus caderas, en una roca adornada de mañana.
Cerró sus ojos, respiro profundo y en silencio escucho los pájaros volando en una cadena elíptica hacia el sol que despuntaba.
Olvidó sus problemas, se centro en ella mientras sentía su alma era un vórtice que giraba en su propio eje y en el de los demás.
Se sintió eterna y unida a algo más que a sus cabellos o el vaivén de sus movimientos.
 Era mujer de carne y a su vez de arena, arcilla de río negro y cordillera, fortaleza y casita de madera.
Sus ojos eran redondeos como mágicas esferas del color del eclipse de la luna, bajo el cobertor de sus parpados.
Deambula inmóvil por momentos en las múltiples dimensiones del recuerdo de sus proezas.
Ella, naturaleza curva era belleza cotidiana, mujer trabajadora, madre morena, negra, mestiza, india posada en un silla, que por un instante entra en estado contemplativo antes de la jornada de cada día.
(Katty Alexandra)