jueves, 10 de abril de 2014


Entre espíritus sin banderas. Miradas en vuelo.

Miradas de vuelos múltiples. Pintura de Carlos Jacanamijoy, 2013.
 
No reconocían banderas ni naciones, eran un embrujo de colores que discurrían por los laberintos de sus territorios.

Se entremezclaron en el lienzo de la noche, emitiendo rayos de luna y  una meditación con mantras de profundo recogimiento.

Eran diversos sus acentos, al igual que sus dialectos, más solo bastaba una mirada para entenderlo todo.

Tenían el espíritu abierto, sin puertas que encerraran sus pensamientos, siguiendo sus pies el ritmo de sus bailes o los pasos del camino.

Eran todos sencillamente humanos y hablaban en silencios, permitiendo sus lágrimas rodaran de la alegría al tomarse de las manos y darse un tierno abrazo.

Tenían la mirada de origen de las vertientes negras, blancas, indias, mulatas o amarillas.

Sus ropas eran coloridas y otras grises o caoba como la espuma de sus caudalosos ríos. 

Otros cientos  iban desnudos, sedientos, persiguiendo el agua perdida de sus territorios.
Andaban en contracorriente, sumergidos en las vías de las ciudades o en las carreteras.

Aún así, llevaban puestos sus rasgos de montañas, sus venas plenas de vida y las lagunas sagradas de sus almas.

Eran los espíritus sin banderas, rumbo al encuentro de las diferencias, señalando convergencias.

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