Eclipse habitado.
Secuencia de Eclipse. Fotografia de Ben Curtis. |
El sol habitó en ella
y no quiso dejarla.
Entró delicadamente en
su estrella, durante cada fase de la luna.
La pasión fue creciendo
hasta llegar a ser llena, oscureciendo su blanco abismal a medida que la envolvía.
Aquellos instantes que
fueron minutos, parecían una secuencia de años, envolviéndose mutuamente en un profundo
naranja al alinearse los astros.
Se fusionaron por entero en un
tierno abrazo, mientras admirada entre ellos, se eclipsó la tierra y cada ser terráqueo.
Conmovidos contemplaron
su magna belleza, oscura y brillante, opuesta y atrayente, fútil y profunda, fugaz
y perpetua.
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