viernes, 28 de marzo de 2014

Sensación de amanecer.


Un suave susurro nos trae el viento,  a medida que un tibio rayo de luz se posa sobre nuestros parpados.
 ¡No es un sueño! estamos despertando, envueltos en la cálida sensación de cada amanecer en medio de imágenes.
Pareciese ellas proviniesen de lugares salvajes y se enredasen jugueteando con nuestras pestañas.
Dejamos que sean los rayos los que nos despierten,  como si saliéramos de un espeso bosque al abrir nuestros ojos.
Actúa entonces el efecto de la sutil la madrugada, que anuncia la vida que dormía y ahora ruge, dejando el encanto de la noche junto con los segundos de la penumbra que mueren.
Respiramos la frescura del aire en cada alba, cargada de brillo, de creaciones que emanan clorofila.
La melodía de alas se entremezcla entre las ramas de los arboles de aquella noche, cuando los sueños fueron su morada.
Al finalizar el día, de nuevo el atardecer nos prepara, canticos anunciando la oscuridad, como recordándonos posiblemente tendremos un mañana.
El amanecer es pura mística, una señal que indica todo en la vida es un ciclo, vivimos en permanente mudanza.

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