Camino de tambores y cuerdas.
Composición de pinturas de Juan Nieves Burgos (tambores) y Miriam trébol López (la mirada). |
Sonido de colores, que de pronto palpitan y resuenan en la
selva.
Me desvisten el pecho, me subliman las sensaciones.
La magia del tambor tumba las fronteras del silencio y de pronto
viaja entre los bosques a lejanas distancias.
Zumba su sonido desde el centro de los troncos, acompasando los rugidos de las panteras.
El gemido de los cueros revienta los tímpanos de la soledad y su elocuente eco acompaña a los habitantes, tocando el suelo de su cuerpo y enredándose entre sus cabellos, como a las cuerdas de unas lianas.
Cuando la percusión acude al encuentro de las cuerdas y se une a ellas, se desprenden melodias de truenos y notas que no proceden de esta tierra.
Inevitablemente se transforma
la naturaleza de quien las recibe y de quien las entrega.
Los dedos son el canal conductor de un lenguaje de otras eras y la conexión de un ser con los cueros y las cuerdas, traspasa
el alma sin medir distancias.
Esa es la divinidad que en este camino se alcanza, cuando pacientemente e intuitivamente se esperan antes de reventar en una composición magistral.
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