La Dorada, Caldas. Río Magdalena. Foto: Katty A. |
El silencio dialoga con la palabra siguiendo el paso del río.
Pronuncian juntos miradas en la tarde, cargadas de ensoñación
y nostalgia.
Mientras las palabras resbalan a su ritmo por la lengua
materna, el silencio las contempla desde las rocas que las bañan.
Las letras se desbordan en las corrientes al caer el sol y
muy temprano en el alba, mientras el silencio las medita y oxigena entre espacios,
puntos y comas.
La palabra se levanta y se engalana, llena de prosa en las
madrugadas y cuando atardece en las noches claras se sumerge y calla.
En las noches de luna llena revienta en mil frases de
nostalgia y cuando no hay nada más que
decir, el silencio la abraza y mutuamente se entrelazan.
Viven así un constante romance, el silencio y la palabra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario