lunes, 17 de diciembre de 2012

La observación de la soñadora






             
Divisa los peces desde arriba: tiene la certeza que allí están. 
Estos son gigantes y se desplazan en una danza donde el agua es su medio.
Observa desde abajo la madera caoba de una canoa. 
Esta se convierte, unos minutos en el techo bajo el cual se abrigan en medio del recorrido.  

La gran hoja de la persistencia sostiene a la soñadora que desde lejos los observa. Ella crea historias y no se detiene.

La mujer tiene la certeza que en sus pensamientos esta la capacidad de transformar su entorno.
De transformar sus células en vertientes amorosas en todos, absolutamente todos los sentidos.
Entonces, surge de su interior la niña que se manifiesta en cada delicada obra. Sea un ligero trazo o un escrito.

Así, las palabras ruedan y humecta las hojas de sus sencillos libros.
Se transporta desde una canoa a lo profundo del mar de sus ideales narrativos.

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