Animales y Humanos
Un día, una mujer se reconoció parte femenina y parte animal. Vio como sus manos no eran iguales, simplemente, al igual que su alma, estas podían cambiar.
Se sintió humana, aunque, notaba, en ocasiones, le surgían sutiles garras y adquiría un aspecto felino. Bajo el agua, sus brazos se alargaban como tentáculos con brillantes escamas.
Así, Pasaron décadas... Un día cuando afloraba y respiraba su esencia humana; ella observó a los hombres, sintió que los amaba; también, eran animales–humanos. En sus diferencias se complementaban.
Comenzó a disfrutar esas diferencias y admiró a los hombres. Intentó ser más benévola. Ahora, seguiría ambos instintos: el animal y el humano.
Se reflejaría en el brillo de sus ojos y en los de los otros. Se aceptaría y, a los demás, abiertamente, sin miedo a ser ella misma.
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