domingo, 13 de enero de 2013

Entre la delgada línea de lo animal y lo humano. 

Mas animales, mas humanos



La inocencia se balancea a lo largo de la vida, somos más equilibrados cuando ignoramos los supuestos conocimientos mecánicos que en teoría debíamos aprender. De pronto, un día al respirar profundo un día, recordamos aquellos tiempos cuando mirábamos a los ojos y no esquivábamos los abrazos. Cuando solíamos entrar a las más profundas travesías y, de  pronto, salíamos más grandes y más niños al mismo tiempo. 

Ahora, por instantes, cuando volvemos a soñar con los ojos abiertos, descubrimos las estrellas que habíamos olvidado; reconocemos los arcoiris donde todo se nos había convertido en negro o blanco. 

De nuevo, sentimos siempre hay alternativas por mas loco o arriesgado que parezca y, en medio de esa locura (entre el instinto animal y el humano), reconocemos no existe una sola única ruta: por diminuto o insignificante que parezca un camino, este siempre nos conducirá a mas de mil opciones.

En medio de la niebla de la edad adulta, nuevamente, aparece la canoa donde volábamos cuando eramos niños. Ahora, con el peso de las vivencias, asumimos el reto de mantenerla en equilibrio. 

No olvidemos antes de partir a un nuevo comienzo llevar con nosotros un fuerte remo de sonrisas y, en la proa, con especial cuidado cada sueño.



No hay comentarios:

Publicar un comentario