lunes, 15 de febrero de 2016

El corazón de un artista.

Laguna de Guatavita.

El corazón de un artista late a temprana infancia.

Su latido es de percusiones con acompañamiento de flautas.

Emiten sus ojos tiernos resplandores que interpretan los astros.

Una estrella de colores lo ilumina de cerca, siguiendo uno a uno sus pasos.

Ángeles acompañan al artista: saben lo duro de las faenas.

¿Mas que sería del mundo sin artistas? Un desierto sin montañas.

El artista se compromete consigo mismo, es bueno o malo según su propia escucha; nadie será capaz en realidad de interpretarlo.

El arte que emite es y permite el libre albedrío de quien lo huele.

El ser que se entrega a su arte, no censura las verdades: es la expresión de su alma.

Katty Camacho García








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