Rutas
Hace una primavera me adentré en esa ruta
que dejaba y a su vez unía mil caminos.
De pronto los observé desprendiéndose de mis
pensamientos. Sin la certeza de nada, como me ocurre todo el
tiempo.
Siempre he confiado en el amor: esencia vital.
Cientos de vuelos soñados siguen en vilo. Cientos
de sueños hilados siguen gestándose con el alma. Recuerdo cada encuentro afortunado, a ese amor
marino en torbellino.
Ni un solo camino claro: sigo descubriendo todo
trayecto tiene sus bifurcaciones. Solo dando el paso siguiente, descubro la neblina del minuto que acaba de acontecer.
Te arriesgas o te quedas inerte viendo
pasar los momentos -susurro un grillo- mientras observaba mis trayectos convergen y se enredan en la
mente caminando al ritmo de la intuición.
De repente todo florece y la lluvia
despierta el sueño de los brotes. Estos revientan en rosas bajo la lluvia o la humedad de cada lágrima: el agua siempre hidrata las semillas de la
recordación. Germino y lentamente crezco; todo lleva su tiempo.
El amor siempre acontece, incluso en solitario. Brinca hacia el
presente y juguetea con el siguiente momento. Irradia y despeja los miedos. Nada nos quita el sentimiento si este es
profundo y divino.
¿Decido ser víctima de mis creencias? o ¿La
heroína de mis logros?
Abandono lo primero, me quedo con lo segundo.
Katty Camacho García